miércoles, agosto 29, 2012

Santa Rosa, policias, deseos y demás



Como todos los peruanos sabemos, nuestra Policía Nacional es fiel devota de Santa Rosa de Lima, la joven monja católica peruana que se destacó por su vocación de servicio y que obtuvo una gran reputación debido a la severa austeridad que practicó.

Por todas estas cualidades fue que nuestra policía la tomó como su Santa Patrona, ya que ésta institución fue creada para servir y proteger a los ciudadanos, lo cual viene haciendo ejemplarmente, pero, como todos sabemos, dentro de la institución también hay muchos de sus miembros con otro tipo de “vocación de servicio”.

Por eso yo me pregunto:

Cada vez que uno de estos servidores públicos que manchan el buen nombre de su institución se encomienda a la Santa para pedirle que lo proteja en su labor, o para pedirle que le conceda un deseo como es tradición en lo que se refiere a ésta ejemplar mujer, ¿ le pedirá ella primero que le compre una rifa, o que le traiga papel  para anotar su petición, o unos galones de pintura para pintar su capilla? o simplemente el solicitante tendrá que esperar, si es que no le da “una aceitadita”,  hasta que a la Santa le venga en gana acceder a su pedido. Como tenemos que hacerlo nosotros cada vez que necesitamos que nos hagan una copia de denuncia o algún otro trámite en una comisaría.

Por que lamentablemente desde hace largos años muchos policías se han acostumbrado a que para cumplir con su función debemos rendirles pleitesía o para decirlo “a calzón quitado”, a cobrarnos por el “milagrito”, sobre todo si tenemos la mala suerte de necesitarlo con urgencia.

Si bien, en la mayoría de los casos nosotros hemos tenido la culpa de que hechos como éste ocurran, pues en vez de denunciar a los malos elementos hemos accedido a sus ilegales peticiones, de ningún modo tenemos que resignarnos a que las cosas continúen de esta manera.

Yo sé que hay muchísimos policías honrados y que no se merecen esta crítica, y que  muchos de ellos son verdaderos héroes que arriesgan sus vidas por liberar al Perú de la lacra terrorista y del narcotráfico, siendo usados, por los miserables de sus jefes como carne de cañón , y enviados al frente prácticamente a luchar en ropa interior y sin el armamento adecuado.

Pero también es cierto que hay otro tanto que se merecen éstas críticas con creces, ya que se la han ganado a punta de sus abusos.

Creo que la mayoría de personas por no decir todas las que han tenido la necesidad de requerir de los servicios de las comisarías pueden dar fe de lo que estoy diciendo.

Para citar un ejemplo  muy común, cuando un ciudadano va a asentar una denuncia,  primero el policía escribe ésta a mano en un libro de ocurrencias y luego citan al denunciante para otra fecha en la que deberá rendir su manifestación. Esto puede durar mucho tiempo dependiendo del humor en que se encuentre el encargado de tomarla. Siendo esto sólo el principio de una larga odisea, pues si la denuncia es hecha contra una persona específica, tienen que citar al denunciado para que también rinda su manifestación y si éste no se presenta a la primera citación tenemos que esperar hasta que al policía  le de la gana de volver a citarlo por dos ocasiones más, luego de las cuales se supone que tendrían que citarlo de grado o fuerza lo cual podría darse el día del juicio final si es que el denunciante no esta yendo constantemente a la comisaría a exigirle al policía que cumpla su labor como es debido.

De esta manera, una denuncia simple, como es la de daño a la propiedad, puede alargarse en ser resuelta varios meses. Por lo que en muchos casos el denunciante cansado de estos abusos y de la pérdida del tiempo invertido, deja la denuncia por aburrimiento o en caso contrario, si es “criollazo”, se ve obligado a preguntarle al policía cómo se puede hacer para “arreglar” el asunto en el tiempo que corresponde. Llegando a cometer de ésta manera un soborno, al cual por lo menos una de las  partes ya está acostumbrada.

Pero para ejecutarlo, ambos se hacen los cojudos  y ponen “cara de circunstancia” para perpetrar éste acto ilícito, que, según los avisos que está publicando el Ministerio Del Interior es penado hasta con 5 años de cárcel. Claro que sólo los encanarían si por su mala pata se encuentran con un juez probo, por que según las encuestas, el poder judicial está más podrido que los cadáveres que aun no se han podido rescatar de los escombros del terremoto de Pisco.

¿Qué sentirá la “Santa Patrona” al ver cómo están actuando muchos de sus protegidos policías?, pregunto esto pues estoy seguro que muchas de las cartas con deseos escritos por sus  fieles devotos civiles deben referirse a que se les dé solución a éste tipo de arbitrariedades de las cuales están siendo víctimas.
Pero poniéndonos en un plano más terrenal, no estaría mal que ahora que el Ministerio del Interior dice haberse puesto las pilas para mejorar la situación de nuestros policías quienes según hemos visto en la TV. Viven peor que animales en las comisarías,  haga poner en  todas las delegaciones y en los diferentes medios de comunicación  avisos donde se indique al ciudadano los tiempos máximos necesarios para que se resuelvan sus denuncias o cuanto tiempo tomara según el caso en pasar a otro fuero como el Poder Judicial etc. Donde figuren además los teléfonos en los cuales el contribuyente se pueda informar al respecto y donde sean atendidos por personal calificado en el tema para que de ésta manera, poder denunciar al policía que nos esté dando un paseo por el mundo de “huevelandia” y donde además podamos destacar la labor de los policías probos para que obtengan el merecido reconocimiento, ya que como dije anteriormente hay muchísimos policías que van mas allá de su deber para ayudar a las personas.

Por otro lado el Ministro del Interior debería ponerse en el pellejo de los buenos policías, o por lo menos hacer la prueba de vivir unos cuantos meses con el miserable sueldo que reciben por su importantísima labor  para que sienta las penurias que tienen que pasar estos servidores públicos que ya son héroes con el solo hecho de poder vivir con la miseria que ganan sin cometer el delito de soborno.

Tal vez así, estaría dándole una mano a la Santa Limeña que al verse saturada de tantas quejas de ésta índole podría terminar con un tremendo surmenage y acabaría arrojando al pozo de los deseos a todos esos malos elementos, lo cual no estaría nada mal.
  
Bueno, los dejo porque ya mis loqueros se acercan con 45 metros de cadena, amenazando enrollármelos al cuerpo y tirarme con ellos a un pozo lleno de mierda, para ver si me gusta el olor al agua de culonia.